Si me buscas, estoy en la Luna


Ayer, tuve el placer de disfrutar de la fiesta del cielo. Tumbada en la arena de la playa mi mirada se perdía entre las piruetas de los aviones y las formas caprichosas de las nubes. Mi cuerpo relajado y mi mente aquietada hicieron que volara más allá del cielo y rápidamente me trasladé en algún rincón lejano de nuestra galaxia. Planetas, satélites, estrellas, asteroides formaban una danza perfecta donde cada uno sabe qué lugar ocupa y para que, de fondo la impresionante melodía del universo. Fue entonces cuando baje de pronto y me di cuenta una vez más de mi pequeña existencia, como la vida de una simple célula a mis ojos ¡qué pequeña y qué grande el poder estar aquí y ahora pudiendo disfrutar de la creación! ¡Qué pequeña y qué afortunada poder vislumbrar e imaginar los misterios del universo!
En mi día a día cotidiano, tengo un remedio eficaz para dejar atrás mis preocupaciones. Cuando me siento abrumada imagino que subo hasta la Luna. Unas veces me quedo de pie y otras mi siento en ella, depende de mi nivel de impaciencia. Desde allí miro hacia abajo y veo a la tierra de color azul turquesa brillante y pienso en mi pequeño problema. Al instante cambia de matiz, para poder apreciarlo de manera más insignificante.
La luna es una vieja amiga que me reporta una visión más amplia de mi pequeña existencia, si me buscas alli me encontraras.

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