Los destellos: Belleza en el duelo y la reconciliación con la vida



Tuve el privilegio de asistir a la 72ª edición del Festival de Cine de San Sebastián, donde pude ver “Los destellos”, una película que aborda la muerte y el duelo desde una perspectiva tan humana como conmovedora. La película, dirigida por Pilar Palomero y basada en un relato de Eider Rodríguez, nos adentra en un proceso doloroso y profundamente íntimo: acompañar a un ser querido en sus últimos momentos.

Desde el principio, los sonidos de la máquina de respiración y el tic tac constante de un reloj nos sumergen en la realidad implacable de la proximidad de la muerte. Los movimientos lentos, casi meditativos, de los personajes nos guían hacia una despedida inevitable, mientras el mundo a su alrededor sigue su curso, despojándose de lo viejo y continuando con la vida. Este contraste entre el estancamiento emocional y la fluidez del tiempo es uno de los puntos más poderosos de la película.

Como profesional en el campo de la psicogeriatría y la neurociencia, he sido testigo de la complejidad del duelo y las reconciliaciones personales. “Los destellos” refleja con una delicadeza extraordinaria estos momentos de transición, donde lo invisible y lo intangible toman protagonismo. Cada mirada, cada rayo de luz y cada gesto pequeño se vuelven símbolos de algo mucho más grande: la belleza en lo efímero, en lo frágil, en lo que parece estar a punto de desaparecer.

Lo que me impresionó profundamente fue cómo la película logra representar el duelo como una pérdida, y también como un proceso de reconciliación con el pasado, con lo que una vez fue y con lo que nunca volverá a ser. En “Los destellos”, la muerte no es un final abrupto, sino un desenlace que permite a los vivos seguir adelante, encontrando belleza y significado en los pequeños momentos de la vida cotidiana.

La dirección de Pilar Palomero es sutil, casi silenciosa, pero profundamente efectiva. No busca respuestas fáciles ni momentos grandilocuentes, sino que nos invita a observar de cerca la vida en su estado más vulnerable. Esta película es un recordatorio de que, tanto en el cine como en la vida, los silencios y las sombras tienen tanto valor como las luces brillantes. En un mundo que a menudo valora solo lo evidente, “Los destellos” nos recuerda la importancia de lo invisible, de lo que pasa desapercibido pero tiene un peso emocional inmenso.

La película es una invitación a reflexionar sobre la vida, la muerte y la belleza que encontramos en cada uno de esos procesos.


Marta Tadeo

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