La eterna queja

Esta noche volvía a casa mojada tras un día de lluvia incesante, volvía cansada, agotada. Leyendo en el metro el libro de la "Sonrisas de Bombay" me estremecí, pensé en lo realmente afortunada que soy y me he sentido triste de todas las veces que me he quejado, me quejo del trabajo, no me llena no suficiente... me quejo de que me falta dinero para viajar...para vestir mejor....para caprichos...,me quejo de las rabietas de Sergi...., a mi alrededor escucho quejas, exigencias, apretando me siento estrujada. Hago el paralelismo con mi niño, todo lo que le reprocho, que no es capaz de apreciar y valorar lo que tiene, que es consentido, caprichoso, exigente...todo eso que tanto me molesta es porque lo soy yo. Soy muy afortunada y tengo que agradecerlo muchisimo, tengo que aprender a agradecerlo y enseñárselo a mi hijo.

¿Tendrá la mínima importancia que yo cambie?
Esta pregunta es incorrecta, pues tú eres el resto de la humanidad
Krishnamurti

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