Erguirse en la encrucijada del presente....


“ […]erguirse en la encrucijada del presente, encontrar honradamente el pasado e ir escribiendo el futuro para así reescribir el pasado. […]”

Este pequeño párrafo del segundo libro de 1Q84 de Haruki Muradami me resultó especialmente significativo e inspirador. Tengo costumbre en mirar atrás, buscando errores en el pasado e imaginando el presente en función de la corrección del pasado. Erguirse al presente en la encrucijada que supone estar aquí y ahora (en medio de la cruz), levantar la cabeza y mirar, atender y actuar según lo que acontece, mirando honradamente el pasado, ya que reinventamos nuestra vida pasada y nos montamos unas historietas que nada han tenido que ver con la realidad, esa verdad en el fondo de nuestros corazones la conocemos pero duele reconocer nuestros errores y es más fácil dar la culpa a los demás…. Con la suma de estar presente y ser sinceros con nosotros mismos asumiendo errores y reconociendo éxitos estamos escribiendo nuestro futuro que se convertirá en pasado.
Nada tiene más valor que estar presente en nuestra vida de la forma más consciente que sepamos, aventurarse a nuestras sombras y acogerlas en nuestro ser, ya que son partes de nosotros. Vivir la aventura de la vida, con la sabiduría del pasado y la inocencia del futuro, reinventarse a diario mirando de ser mejor personas cada día…. Desde nuestros errores y nuestros éxitos.
Hace unos días realicé un viaje en el tiempo, fui al pueblo donde nacieron mis bisabuelos. Solo tenía interés en ese pueblo donde a principios de siglo XX salieron en busca de un lugar mejor donde vivir, busca de otra oportunidad. Miré hacia el pasado reinventando la historia de mis bisabuelos buscando una solución en mi futuro, nada más lejos de la realidad. Mi cuerpo empezó a somatizar todo lo ocurrido, un gran infección en el cuello me dejó sin poder tragar y con un dolor tremendo, me fue imposible de poder expresar lo ocurrido. Salí del lugar con ganas de no volver jamás, de salir corriendo hacia ningún lugar. A la semana un brote de psoriasis invadió mi todo mi cuerpo, plagándolo de picores y dolores, en los brazos, el pecho, la barriga, las piernas… un hervidero de dolor. No pude correr más, no puedo irme más lejos de mi misma, mi límite es la piel, no hay donde esconderse. Exhalando la pena, digiero la culpa con el cansancio de ser una herida vieja que escuece sin piedad. Tomo aliento, me yergo en mi presente y busco honestamente el pasado donde escribir mi futuro que se convertirá en pasado….

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