Medicina del alma
En unas jornadas que asistí recientemente, explicaban en el caso de la enfermedad del Parkinson, como una sintomotología previa a la enfermedad era en si, los primeros síntomas del desarrollo de la misma. En otras palabras si una persona tiene:
-trastornos del sueño (pesadillas, presenta movimientos bruscos durante la vigilia e incluso caídas de la cama)
-Depresión
-pérdida del sentido del olfato
-estreñimiento crónico;
es probable, en un porcentaje significativo, que esté desarrollando la enfermedad de Parkinson, antes de que aparezcan los síntomas típicos de los temblores e inestabilidad en la marcha.
En mi interior resonaban las conclusiones y percibí alarma entre los asistentes. Todos pensábamos en los síntomas y nos preguntábamos que hacer delante de una persona con este cuadro, que hacer si tenemos nosotros estos síntomas.
Pensé que una persona que no descanse por la noche, que esté deprimido, que no tenga olfato y tenga problemas a la hora de defecar tiene un bloqueo emocional importante, un desequilibrio interno evidente que ha progresado a nivel externo, su cuerpo.
La medicina convencional nos ayuda a aliviar los síntomas y las enfermedades del cuerpo, tratándonos como partes separadas. La visión de un médico actual es como la de un mecánico: cambiar piezas, arreglar, cortar, ... con tratamientos muy agresivos e invasores.
Cuando un síntoma nos llega al cuerpo en forma de dolor, primero ha sido una emoción, un pensamiento y una actitud delante de una situación en que la persona no ha tenido herramientas ni capacidad suficiente para superar. Siempre decidimos si afrontar nuestros conflictos emocionales o bien ir tratando los síntomas y evitar afrontarlos.
Cada día la ciencia y la medicina avanzan más, como paradoja podemos afirmar que cada día hay más enfermedades degenerativas, más casos de cáncer, demencia, parkinson.... una larga lista que parece no tener fin.
Desconozco la razón, podríamos pensar en una medicina preventiva y una medicina para el alma, para que nuestro cuerpo se mantenga sano.
Todo un reto...
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