El lunes todos a plaza Catalunya

     

    
   Paseando por las calles de Barcelona , cruzando por el medio de la Plaza Cataluña sería difícil de saber en cuál es el idioma que se habla en el país, cuáles son sus costumbre o su cultura. Se cruzan personas de todos los rincones del mundo, con sus maletas, sus mochilas, sus móviles, sus prisas, sus cámaras de fotos... toda una expresión de la humanidad contenida en un pequeño espacio vital, se mezclan palabras, idiomas, risas, besos, pitidos y rumores. 

     Tiene cabida todos los seguidores de club de fútbol, de selecciones, de artistas y manifestaciones, reclamando un mundo mejor, una sociedad más justa,....Miro la plaza y me pregunto que habrá quedado de todo aquel movimiento que se generó hará 3 años este próximo 15 de mayo. Los llamaron los indignados y enseguida fueron tachados de locos y antisistema, radicales, peligrosos y excéntricos. 

     Y es que cuando uno empieza a hacer algo distinto de lo esperado lo  primero que te dicen es que estás loco, que no vas a cambiar las cosas, que la vida es así, que qué se le va hacer,... y demás monsergas para que te quedes cómo antes. Y hasta hace poco no entendía porque las personas del entorno hacen de controladores del cambio, para qué te sueltan un sermón de que no vas a ser capaz y te irá mal, ... y ahora empiezo a vislumbrar las razones.

     Cuando una persona escoge un camino de  autoresponsabilidad, creatividad, de dar rienda a sus pasiones, de trabajar por su arte, está dando el ejemplo a todos los demás que es posible caminar tus sueños aquí en la tierra, y se despiertan entonces de sus vidas de letargo, de sus miedos, de sus conflictos, de sus inseguridades e intentan con todos los argumentos que tienen para que sigas con tu vida sin cambios, para que no les muestres que hay otra forma de vivirla y de sentirla, para no cambiar nada y seguir quejándose de todo.

     Por este motivo, los grandes maestros de toda la historia siempre han hecho mella en que el cambio ha de producirse de dentro a fuera, primero ha de cambiar uno para que a tu alrededor cambie, porque si es difícil cambiar algo en nosotros es imposible hacer cambiar a los demás.

     En clase de Gestalt tenemos un chiste que sólo los gestaltistas entendemos y es que cuando nos trabajamos las proyecciones que hacemos a nuestra madre (por ejemplo), al tiempo, decimos que han cambiado ellas...

     Sigo paseando por la plaza y me gusta mezclarme con todos los rumores, risas y besos de todas la personas que visitan la ciudad, seguiré apostando por el cambio de cada uno y por una vida llena de ilusión, de fuerza y amor.

Marta Tadeo

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