Ofrenda y sacrificio: Tratado de Vida

En estos días es difícil oir hablar de estós términos de Ofrenda y Sacrificio. Son vocablos que a mi parecer tenían connotaciones negativas, ofrecer algo y sacrificarse por ello, me parecía poco sensato. Tengo que confesar que estas dos palabras me persiguen y creo haber entendido la razón. Cambio mi parecer negativo como la posibilidad de ofrecer , regalar un don y sacrificarlo, hacerlo sagrado. Palabras que no hacen falta que sean en mayúsculas para que susciten todo tipo de sensaciones. Así nace mi ofrenda con el título de "Tratado de Vida", reflexiones que doy en ofrenda en un origen sagrado. Es una bendición poder haberlo hecho y con humildad de saber que no es mio, aquí lo expongo:

Esta es la voz, esta son las palabras dictadas de mi corazón, son así palabras de amor para llenar los corazones de todos aquellos que quieran colmar su sed de luz. Si es la realidad de nuestros días el no tener tiempo de ocuparnos de nuestra alma, de nuestra fuerza y propósito, así es como días tras días nos encontramos en el rio de la vida sin saber muy bien donde nos lleva la corriente. Nos resistimos y nos aferramos sin razón en los márgenes de la vida con miedo de vivir sin miedo, con amor, con miedo al fracaso y al rechazo. Son sentimientos que nos ofuscan el corazón sin poder hallar la respuesta que todos tenemos dentro de si, así es como días tras días nuestra alma se oscurece y la desviamos de su camino dirigiéndolo a senderos que no nos pertenecen ni deberíamos de caminarnos, senderos de terror y violencia, de afán y agresividad, de daño y miedo . Debemos confiar en nuestro amor, fuerza suficientemente poderosa como para llevar a cabo el proyecto del universo. Así es como se nos presenta siempre a nuestra disposición para hacer uso de ella, sin limitaciones, sin restricciones ni dogmas, sin más utilizarla en todo su sentido y practicidad. No es porque si que nos encontremos en el momento tan difícil en la Tierra, con todos las catástrofes que padecemos, es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Lo hecho hecho está tenemos a nuestra disposición el ahora para cambiar las cosas y enfocarlas hacia un futuro mejor, más amable, altruista y sincero. Las premisas son fáciles de comprender, todos y cada uno de nosotros tenemos unas facultades para realizar tal misión, en provecho de todos, es elección nuestra ofrecerla al mundo para que funcione mejor, para un bien común. Si tú estás bien yo estaré bien, si mi vecino es feliz y yo seré feliz, si yo utilizo mis talentos en pro de todos los demás también lo harán. La misión de nuestra vida es única y todos hemos de saber cual es para poderla hacer con ilusión y esperanza, con dedicación y sentido. No hay alternativa, lo único que hay es seguir el camino o perderse en los senderos que `podemos tomar. Sin más así hemos de realizar nuestro propósito, nuestra tarea encomendada antes de llegar a encarnarnos en el planeta. Cuando nos marchemos habremos de haberla realizado con vehemencia y cumplimento, como la ofrenda que a la madre tierra le debemos, nuestra mejor disposición.
El amor es incondicional, así debe ser, no podemos poner condiciones al amor puro de la vida, de Dios y de la Diosa, no hay condiciones para amar de verdad. Ese amor es el verdadero, el que no resultan complejos, ni malentendidos , aquel que ofrece sin esperar nada a cambio, aquel que da sin esperar recibir. Aquel que ama sin poner la condición para recibir el amor. Te quiero si estás conmigo, te quiero si eres buen amigo, jefe, pareja, madre o padres. Te quiero si haces que yo sea feliz, te amo si tienes el coraje de servirme. Así no funciona, la formula correcta es:
Te amo tal y como eres, te amo y te doy mi persona, te amo estés a mi lado o a quilómetros de mi, te amo a pesar de tus ofensas, te amo a pesar de tu inconsciencia, te amo siempre igual o hagas bien o lo hagas mal, te amo más allá de mi propiedad y mi persona, porque cada uno de nosotros somos uno con el amor.
Todos somos seres que necesitamos de ese amor, tanto las personas, animales, plantes, y elementos, agua, aire, tierra, minerales, piedras, metales. Todo está vivo y merece el respeto de ser vivo único y trasferible. Así hemos de amar sin condiciones a todos y a cada uno de ellos sin excepciones, no hay ni mejores ni peores son manifestaciones diferentes del mismo espíritu.
No hay alternativa, desde tiempos remotos ha sido así y así será.
Cabalga con tu dragón, y tu ser a los territorios recónditos de tu alma y descubre la fuerza de tu ser y tu poder. Es un viaje fantástico que hemos de hacer solos, junto a nuestra familia que nos acompaña. El viaje al templo del alma, el castillo de nuestro ser.
Nuestra alma ha viajado mucho, ha vivido mucho y ha de aprender mucho más para poder servir mejor. No nos dé miedo conocerla somos nosotros en esencia, sin separación ni estigma. No hay fronteras, solo nuestra razón hace que lo analicemos con miedo o soberbia, con despecho o altruismo.
Es elección nuestra de nadie más.
La gran diosa espera nuestras ofrendas, nuestros progresos y dedicación, espera paciente, compasiva y eterna que le llevemos nuestros trabajos hechos con amor e ilusión y se lo ofrezcamos a sus pies, con humildad y servilismo. Está feliz de ver nuestros progresos y espera encomendarnos otros trabajos para realizar.
La razón está al servicio de nuestro corazón, no al revés. El corazón nuestra energía vital, la que hace que todo nuestro cuerpo de mantenga en vida y insufla la vida en nuestro organismo es el poder del amor y la vida encarnado en nosotros. Dentro existe la llama divina eterna e inmutable de nuestro ser y nuestra esencia sagrada.
Hay un pájaro en una rama observándote mientras trabajas, vives y respiras, ese pájaro busca en ti el sentido de tu existencia, de tu personalidad de tu hacer y deshacer.
El amor no tiene ni límites ni espacio. Ni tiempo ni pasado, ni futuro ni presente.

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