Salud


Estoy en el hospital tratando de relajarme después de probar la enfermera dos veces de ponerme el catéter y de un tacto rectal de lo más agradable, el dolor de barriga continua y ahora le tengo que sumar la incertidumbre de que me ocurre algo grave, mientras tengo el brazo recto y el catéter, por fin, clavado escociéndome. En estas situaciones es complicado evadirse, trato de parar mi mente y escuchar música. Tengo suerte que en urgencias no tengo cobertura , mi móvil permanece callado, sabiendo que empiezan a buscarme y seguro que tengo mensajes y llamadas que atender. Así son las cosas, estoy clavada literalmente en el hospital, mi mente imaginando toda clase de enfermedades a cual peor y yo deseando como nunca poder estar trabajando, agobiada porque es lunes y con miles de cuestiones que organizar.
Después de análisis y radiografías, el médico con cara grave me dice que tengo una inflamación en el intestino grueso (suena fatal), tendrán que hacerme un escáner. La enfermera me pregunta a que hora he comido y me enchufa un nolotil y suero, la situación no pinta nada bien. El médico para animarme (supongo que ahora estoy pálida y con cara de susto) me dice que si es leve podré hacer el tratamiento ambulatorio, en el mejor de los casos saldré del hospital esta noche atiborrada de antibióticos.
Ya estoy escaneada y corriendo por mi cuerpo una substancia de contraste. Cuando las pruebas son tan rápidas siempre me dan mala espina. Me sugiere la enfermera que avise a algún familiar, jodeeeeeeeer.
Así que tras pasear con esta bata tan sexy que vas enseñando el culo por el hospital enchufada al nolotil y al suero en silla de ruedas, me siento como si esto no fuera conmigo, una situación surrealista si a esta imagen hay que sumarle que aún voy con mis zapatos de talón.
Buenas noticias, el cirujano me informa aliviado que mis intestinos funcionan de mil maravillas, es una cuestión ginecológica, mucho mejor a su criterio.
Sigo esperando haciendome pruebas sin darme una respuesta concreta, inflamación, infección...... ha última hora de la tarde me dicen que estoy embarazada.
Me marcho a casa, más aturdida que cuando entré, el dolor continua.
Visito al día siguiente a mi ginecóloga, me envía otra vez de urgencias al hospital, ha detectado una hemorragia interna y no hay tiempo que perder. En este momento me doy cuenta de lo que significa estar y no estar, es cuestión de momentos. Con mi mejor buen humor me despido de mi niño, hablo con mi gente más querida tratando de quitar hierro al asunto, pienso que no tengo nada pendiente. Ahora dejo mi destino en manos de los médicos.
Por suerte a la madrugada desperté con más dolor que antes, terrible, pero todo ha salido bien.
Mi familia y mis amigos me llaman, me animan. Me sorprendo ver el revuelo que he causado y cuánta gente está pendiente de mi, solo tengo palabras de gratitud, GRACIAS A TODOS.
Esta experiencia me demuestra una vez más que he de vivir el momento presente, disfrutar de las cosas más sencillas y vivir sintiendo. Salud!!!

Comentarios

Entradas populares